ESPAÑA. PAQUETE ECONÓMICO FRENTE A LAS CONSECUENCIAS DEL COVID-19

Fotografía: EFE
Román Escolano analiza las medidas aprobadas por el Gobierno de España frente al Covid-19.
El Consejo de Ministros acaba de aprobar un nuevo Real Decreto-ley (8/2020) destinado a afrontar el impacto económico y social del COVID 19. Este RDL se compone de tres grandes bloques de medidas:
1) El primero está destinado a la atención social. Se destinan 600 millones de euros a servicios sociales de CC.AA. y entes locales, en particular para asistencia domiciliaria. Además, se amplía la protección a los suministros de energía y agua, garantizando los servicios esenciales, incluyendo por primera vez las telecomunicaciones.
Como novedad adicional, se establece una moratoria en el pago de las cuotas de las hipotecas para personas en especial vulnerabilidad.
2) El segundo bloque es el refuerzo de la protección al empleo. Los asalariados podrán reducir su jornada de trabajo, incluso hasta un 100%, para hacer frente a las necesidades de conciliación derivadas de la crisis sanitaria.
Se promoverán los ajustes temporales de plantilla a través de la flexibilización de los ERTEs. Estos serán considerados de fuerza mayor y los trabajadores tendrán derecho a la prestación contributiva por desempleo, aunque no cumplan los requisitos de cotización previa. El cobro de esa prestación no computará a efectos de la prestación por desempleo. En estos casos de ERTEs, se exonerará al empresario de la aportación empresarial de las cuotas de la Seguridad Social.
3) El tercer bloque de medidas pretende asegurar la liquidez de las empresas. Se aprueba una línea de avales y garantías públicas por un valor de hasta 100.000 millones de euro, que permitirá movilizar entre 150.000 y 200.000 millones, siendo el Estado garante de las operaciones.
Finalmente, el Gobierno reforma la normativa sobre inversiones exteriores, para impedir que empresas de países de fuera de la Unión Europea puedan hacerse con el control de empresas en sectores estratégicos, aprovechando su caída de valor en bolsa.
En general, se trata de un “paquete de medidas” bastante en línea con los aprobados o anunciados en otros países europeos afectados por el Coronavirus, como Italia, Francia o incluso Alemania. Se ha mencionado un importe total de 200.000 millones de euros; una cifra que, aunque haya que manejar con mucha cautela (es difícil estimar el uso final de la línea de avales, no es adecuado sumar gastos presupuestarios y garantías, etc.) parece también adecuada y proporcionada a lo planteado en dichos países.
No todos los elementos tienen la misma importancia. Algunos (como la moratoria hipotecaria) parecen más bien fruto de un compromiso político y cabe dudar de su eficacia real; pero en general, en su contenido y magnitud parecen responder adecuadamente al grave impacto económico y social de esta crisis. Ha tenido un eco positivo entre empresarios y sindicatos y el acuerdo político y parlamentario parece también muy amplio.
Ahora bien, no cabe ver estas medidas de forma aislada, sino dentro de su contexto europeo. El Eurogrupo del pasado lunes acordó que las respuestas a la crisis sanitaria fueran esencialmente nacionales, con muy escasos elementos comunes a nivel europeo. Es insuficiente: ahí radica el principal riesgo para el paquete planteado ayer desde España.
Desde cualquier estimación razonable sobre el grado de ejecución de estos 200.000 millones, el programa puede tener un impacto relevante sobre nuestros niveles de déficit y deuda. No sería exagerado pensar que España salga de esta crisis con un nivel de endeudamiento del 110% del PIB o superior. Algo similar cabe esperar para países como Italia, e incluso Francia, que no podemos olvidar que partían de una situación de “riesgo de incumplimiento” de los objetivos de déficit antes del impacto del Coronavirus.
En este contexto, la confusión creada por las declaraciones de la Presidenta del BCE, Christine Lagarde, no ayuda nada, al dar a entender que el BCE se podría desentender de los efectos sobre las primas de riesgo derivados de los inevitables incrementos de deuda como consecuencia del Coronavirus.
Esto ha provocado una súbita reacción de los mercados. En los últimos días han subido los diferenciales en los países más afectados: en Italia, hasta los 300 puntos; en Grecia, el bono a 10 años se ha duplicado en una semana pasando del 1,67% al 4%; en España, la prima ha subido hasta 148 puntos, 30 más en este mismo periodo; o incluso en Francia, con 20 puntos de alza.

Diferencial bono 10 años: Italia-Alemania
Estas subidas, de mantenerse, podrían poner seriamente en cuestión los efectos positivos de paquetes como el anunciado ayer en España; aumentando el riesgo de una nueva ronda de bajadas en los ratings soberanos y resucitando el “bucle” negativo entre deuda pública y bancos, en un momento en que las valoraciones de estos están cayendo fuertemente en bolsa.
Todavía se está a tiempo de reaccionar. La respuesta europea tiene que ser contundente: sin ella que estos planes nacionales pueden simplemente no funcionar:
1) El Eurogrupo, más allá de invocar las “circunstancias excepcionales” previstas en el Pacto de Estabilidad, debería dejar claro que el gasto (y la deuda) originadas por estos planes de estímulo son la respuesta a un “shock” común, que no distingue entre países ni fronteras, y por lo tanto son elementos de interés común.
2) El propio BCE tiene que aclarar definitivamente su postura en las próximas semanas, eliminando cualquier resto de confusión. El programa de compra de activos (APP) podría elevarse por encima de los 120.000 millones ya anunciados (la Reserva Federal ha hecho público un objetivo significativamente superior). La deuda comprada en este programa podría concentrarse temporalmente en los países más afectados por el Coronavirus, de forma que la transmisión del estímulo monetario no se rompa precisamente en el momento en el que resulta más necesario. El economista jefe del BCE, Phillip Lane, ha hecho ya un relevante anuncio en este sentido. El Gobernador del Banco de Austria, Robert Holzmann, se ha mostrado abierto a esta flexibilidad.
3) Finalmente, se debería plantear de forma urgente la emisión de deuda conjunta -a través por ejemplo del MEDE-, de forma que se mutualice la respuesta a una crisis sanitaria que afecta a todos sin distinción. Estos “Corona Bonds” serían una señal muy potente para los mercados, y también una señal política de solidaridad europea de la máxima importancia en estos momentos.
En suma, el plan de respuesta español al grave impacto económico y social planteado por el Coronavirus resulta adecuado, tanto en su contenido como dimensión. El gran acuerdo político en torno a su aprobación es más que bienvenido, y cabe desear que se mantenga en otros momentos próximos, como la convalidación del estado de alarma.
Pero cualquier respuesta nacional, por correcta que sea, resulta insuficiente: la Eurozona debe reaccionar de forma conjunta, urgente y contundente, para acompañar los planes nacionales. Esperemos que sepamos verlo y que, cuando esta crisis llegue a su fin, podamos decir que también como europeos estuvimos a la altura.