La Unión Europea y Cuba: hacia una nueva relación
Director Gral. para Cuba Consultora
El año 2016 cerraba con la reunión en Bruselas de la alta representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, y el ministro cubano de Asuntos Exteriores, Bruno Rodríguez; en la que se formalizaba el fin de la posición común, patrón de las relaciones entre el viejo continente y la isla, durante las últimas dos décadas.
Mogherini afirmaba en la firma de este acuerdo UE-Cuba que “arranca una nueva era entre nuestras relaciones, que genera nuevos espacios”, desde que en 1996, la UE exigiera a Cuba para mantener relaciones políticas y económicas normalizadas, avances en materia de Derechos Humanos y libertades individuales. Hoy la UE abandona esa estrategia que no ha conseguido resultados y aun siguiendo con el impulso al desarrollo de más libertades, deja de exigirlas como conditio sine qua non para entablar un diálogo comercial y económico entre ambas partes.
Desde la Unión se quiere seguir la estela iniciada por la administración Obama para acercarse a Cuba, acrecentando el cauce de los flujos comerciales. Bruselas cree que, con una mayor afluencia comercial, el progreso y la mejora de las condiciones de vida de los cubanos revertirán en una mayor apertura y evolución de la sociedad cubana hacia formas políticas más plurales. Por su parte, el Canciller Rodríguez proclamó que “la eliminación de la posición común reestablece la normalización de las relaciones. (…) los vientos de Washington no afectarán de ninguna manera la relación entre la UE y Cuba”. Un guiño hacia Europa, ante la posibilidad de viraje de políticas por la inmediata incorporación de Donald Trump al mando de los EEUU.
El acuerdo
La voluntad principal de este acuerdo firmado entre la UE y la República de Cuba es el deseo de abrazar la cooperación entre ambas partes como herramienta fundamental e indispensable para las acciones futuras en cuestiones de interés mutuo. En él se destaca por un lado, la importancia que se le atribuye al fortalecimiento del diálogo político sobre cuestiones bilaterales e internacionales en la mayoría de los sectores de ambas sociedades – la europea y la cubana; y por otro lado, el reiterado compromiso al sometimiento y respeto de las normas que rigen el marco de actuación internacional, hecho que aporta seguridad y garantías a lo pactado.
De los objetivos del acuerdo, fijan una consolidación de las relaciones existentes para fortalecer tanto el comercio como la cooperación en materia de desarrollo, acompañando y apoyando el proceso de actualización económica y social de Cuba.
Comercio y cooperación comercial
El fortalecimiento de las relaciones comerciales y económicas, por medio de la promoción del diálogo sobre temas comerciales, y el fomento del aumento de los flujos comerciales entre las Partes, se erige como el objetivo principal entre ambas partes. Asimismo, la promoción de la integración de Cuba en la economía mundial, el fomento del desarrollo y la diversificación del comercio intrarregional, y también del comercio con la Unión Europea son metas a medio-largo plazo, como lo son también: la apuesta por la diversificación de la economía cubana, la promoción de un adecuado clima de negocios y el fomento de un mayor flujo de inversiones. Este tipo de propósitos comerciales reafirman la vocación de apertura económica y comercial de Cuba.
Normas
Con tal de generar seguridad jurídica y confianza en cuanto a relaciones comerciales, el tipo de relación comercial acordado entre Europa y Cuba se asienta en el respeto a las normas de derecho internacional.
El primer gesto para la generación de certidumbre ha sido la ratificación del Trato de nación más favorecida, con la reducción del tipo arancelario aplicable a algunos de sus productos, acorde con el artículo III del GATT (General Agreement on Tariffs and Trade).
Cooperación Comercial
Esta materia queda centrada en la simplificación de las restricciones aduaneras para facilitar los flujos comerciales. De acuerdo con la apuesta para mejorar la tecnología y la ciencia, se hace explícito en esta parte del acuerdo el refuerzo para la protección en materia de propiedad intelectual – en el que en los últimos cinco años, casi el 40% del PIB Europeo correspondió a este sector.
En cuanto a la reducción de obstáculos técnicos para agilizar el comercio, han quedado identificados los campos de actuación prioritarios para la UE y Cuba: mejora de conocimientos especializados, know how industrial e infraestructuras; son las metas de mayor relevancia. En cualquier caso, el objetivo final es el fomento de un mayor flujo de inversión.
Así pues, Cuba y La Unión Europea han renovado sus relaciones, apostando por la profundización del diálogo político, económico y comercial. Una nueva relación que puede permitir multiplicar las oportunidades de negocio para las empresas europeas.