El primer día de la siguiente campaña

23 Mar 2015

Sobre Andalucía… y sobre España.

Tradicionalmente, el voto de castigo se inflige al partido del gobierno (si bien en unas elecciones autonómicas, esto no esta tan claro). En la campaña andaluza, sin embargo, los electores han preferido ajustar cuentas con el gobierno de España. La campaña de defensa de Andalucía personalizada en Susana Díaz, ha funcionado. No solo ha logrado mantener la confianza de su gente, sino también, atraer parte del voto indignado contra las políticas del Partido Popular, frenando además, el crecimiento esperado de las formaciones emergentes. En Andalucía, el voto de rechazo no ha pulverizado el tradicional bipartidismo, aunque si ha repartido cartas entre nuevos actores.

Quizás haya sido esta la principal lección de la campaña andaluza, unas elecciones convocadas precisamente para eso, para frenar el crecimiento de Podemos y a la vez, evidenciar la impopularidad del autentico candidato del Partido Popular, Mariano Rajoy. Por lo demás, un campaña tradicional y salvo el gran liderazgo demostrado por Susana Díaz, aburrida y previsible.

Ya se puede afirmar que, en este nuevo ciclo que arrancó con las elecciones europeas, una cosa es lo que los electores manifiestan que votarán en las encuestas, y otra lo que votan en las urnas. Los resultados andaluces solo se explican si una parte significativa de los que manifestaban su indignación eligiendo a Podemos, finalmente han votado al PSOE.

¿Lecciones para las municipales y autonómicas?

Susana Díaz ha sido capaz de girar al centro, manteniendo la confianza de su electorado tradicional y convencer a la vez, a una parte importante del voto que estaba abandonando al PP. Pero los socialistas harían mal en confundir Andalucía con el resto de comunidades. Lo logrado por Susana Díaz solo es posible por la gran resistencia que sus predecesores Chaves y Griñan, lograron previamente, consolidando un suelo muy alto para el PSOE Andaluz cuando el PP derribaba todos los bastiones socialistas. Esto no ocurrió en otras comunidades, por lo que pretender extraer conclusiones podría llevar a graves errores de interpretación.

Podemos debería ajustar sus expectativas y no dejarse llevar por las encuestas. Apenas han tenido tiempo para armar un partido en Andalucía, pero no les ha faltado ni candidatos ni “aparato” y los resultados han estado por debajo de lo esperado. Sin embargo es muy probable que mejoren sus resultados en otras comunidades, pues su freno en Andalucía a sido la considerable resistencia del PSOE, algo que esta por ver en el resto de España.

Sin embargo Ciudadanos, saliendo de Catalunya y sin apenas tiempo ni partido en Andalucía, ha logrado un muy buen resultado electoral en el centro del escenario político. Las encuestas lo confirmarán los próximos días, pero los votos abandonados por el PP ha sido repartidos a partes iguales entre el PSOE de Susana Díaz y Ciudadanos. Ciudadanos puede, por lo tanto, esperar todavía mejores resultados a nivel nacional.

Y por último ¿puede razonablemente el PP pensar que, con estos resultados en la Comunidad Autónoma mas poblada, podría volver a gobernar España?. La verdad, difícil. El PP nacional se preguntaba si podría hacer frente a las encuestas aglutinando en torno a sus siglas la desconfianza hacia los partidos emergentes. La respuesta andaluza es que no. Jugar a gobierno (nacional) y oposición (local) no ha funcionado. Sin embargo sus caladeros de votos son otros, por lo tanto no es de esperar un descenso tan marcado a nivel nacional, como el que ha sufrido en Andalucía.

En resumen, hay juego, pero ya nunca será a dos, sino a cuatro. Con que porcentajes, esta por ver.

Y una de campañas.

Tras el nuevo ciclo que comienza con las elecciones europeas, los partidos han optado por candidatos nuevos (Susana Díaz, es también cambio en Andalucía). Pero las formas de llegar a los ciudadanos siguen siendo las mismas. Y quizás por ello, las campañas electorales, repitiendo viejos modos, se están haciendo viejas.

Nuestro sistema electoral (y con él, la regulación de las campañas) fue diseñado para proteger a unos partidos políticos que acababan de nacer. Tres décadas después con los partidos ocupando todas las esferas institucionales, aquel diseño se ha vuelto asfixiante. Si un candidato va ganando puede rechazar un debate, o imponer condiciones para hacerlo insoportable. Sigue prevaleciendo el interés del partido, aunque con ello las elecciones se hayan convertido en un rito, que los ciudadanos esperan para ajustar cuentas.

Con la toma de posesión de Susana Díaz como primera presidenta electa de Andalucía, se dará comienzo, no solo la siguiente campaña andaluza (Campaña permanente, Sydney Blumenthal -1980) sino, las elecciones municipales y autonómicas en el resto de España. ¿Veremos algún cambio en su diseño que responda a la realidad que expresan nuevos candidatos y nuevos partidos?

Joan Navarro, Sociólogo, socio y Vicepresidente de Llorente & Cuenca.